Visitas al blog

viernes, 19 de abril de 2013

Moda

Éste es un tema que me gustaría tratar con los hipotéticos lectores (ya que no me consta manifiesto alguno de que éstos místicos seres existan en este blog, pero bueh, yo sigo escribiendo, que es lo que me mola) aquí leyentes: la "moda", ésa palabra, ése vocablo español que a mí no me va. Cierto es que existe, y está ínfimamente unido al hecho de vestirse, pero aún así, no me chista la cosa. ¿Por qué? Bueno, pues simple y llanamente porque me repugna aquella gente que, faltos de estilo -y de estilo propio-, se ancla, se aferra y defiende a dolor, con uñas y dientes, una moda que no es la suya. es verdad que el concepto está ligado a los grupos sociales, y ahí quería yo llegar. Os dejáis llevar por las corrientes, ya sea moda, política, deportes y sucedáneos. Es posible que se deba a ése instinto tribal que los seres humanos tenemos de asociarnos en grupos de diversos temas e índoles. Pero, chicos, ¡estamos en el siglo XXI! La raza evoluciona, Ya va siendo hora -siglo- de despertar de nuestros orígenes, ¿no?

A lo que iba. Vístete como te parezca. Pero que lo que vistas, lo hagas tuyo. Crea tu estilo -nuevo, o extraído de varios, ya existentes, haciéndolo único-. Be yourself.

Luego me hace mucha gracia ése gentecilla, aquellas personitas, que en cuanto ven que una prenda gana popularidad y comienza a ser usada por todos y/o todas, dicen: "jo, tía, qué asco, ya no la llevaré más, que la lleva todo el mundo". Gilipollas. E hipócrita. Nada más que añadir, amigo/a.

                                                                                                                                                      David L.

Inteligencia

La inteligencia es subjetiva. Independientemente de su campo: emocional, artificial, hormonal, etc. Porque, ¿qué hace que una persona diga: "joder, ese tío es inteligente"? La subjetividad. Posiblemente el emisor de ese mensaje no sea tan inteligente como el elogiado. O no conozca otros individuos con mayor inteligencia que el susodicho. Por eso su afirmación es así. Porque la inteligencia es subjetiva. No es una gran reflexión, pero que me importe vuestra opinión o no, lamento deciros que éso también está sujeto a la todopoderosa subjetividad.

                                                                                                                                                      David L.

martes, 19 de marzo de 2013

Reflexión al artículo previo.

Lectores (los pocos que sois), escribo éstas líneas para disculparme por mi anterior artículo personal. Lo escribí bajo los efectos de una ceguera, una cortina que ante mis ojos llevaba AÑOS estando. Cierto es lo que han dicho en Nochebuena, pero incierto es el hecho de que no me apoyen.

Y ahora les explicaré qué me llevó a teclear lo que debajo de éste escrito se halla. Veamos: yo, en mi ser y forma de ser, nunca he sido trigo limpio, no señor. Me avergüenzo y me lamento de éso, de eso estoy seguro. Mi familia siempre ha estado ahí siempre que yo lo solicité y demandé. Y estarán, de éso estoy seguro, con mayor o menor intensidad, pero lo estarán. El problema es lo que ya antes dije, y continúo, que nunca fui un niño "bueno". Siempre anduve dando tumbos en la vida, en mi vida. Y este comportamiento llevó a los míos a ir aflojando la cuerda de la colaboración, y lo que es más duro: la delicada y fina cuerda de la confianza. Y lo peor es que la he cortado yo solito, con las tijeras de mi actitud frente al mundo.

No voy a decir que nada de lo que hice está bien, pero sí en su inmensa mayoría. ¿Qué soy? Nadie. Pero un "nadie" bastante conocido por todos, para mi gracia o mi desgracia. Y os puedo asegurar, con la mano en el corazón, que lucho internamente conmigo mismo para truncar lo que externamente expreso.

                                                                                                                                                      David L.

PD: el motivo por el que escribo ambos artículos con tan corta diferencia de tiempo es porque cuando escribí el primero, no lo transcribí al blog en el momento en el que la tinta de mi bolígrafo descargó mis sentimientos sobre el folio, y preñó tal artículo, y que si no hacía referencia a él, éste otro no tendría sentido, puesto que rebate las ideas del primogénito.

Y no. Nunca me han apoyado.

Señores, estamos -estoy- ante un serio, grave e intolerable problema. Mi familia, mi propia familia, no me apoya. No, así es, no me apoyan. Triste, ¿verdad? Pues es la cruda realidad por la que estoy pasando. Tampoco es el problema más grave del mundo -peor es no tener familia-, pero bueno, eso es subjetivo, ¿no? A cada uno le afecta lo que le toca.

Y les ilustraré con un ejemplo: en la cena de Nochebuena, en casa de mi abuela, se me hizo una pregunta: "¿Y tú, David, qué piensas hacer cuando acabes Bachillerato?" Yo contesté que me sumergiría en un Curso Superior de FP de Administración y Finanzas, lo que viene siendo el equivalente a ADE de la Universidad. Bueno, ¿saben cuáles fueron sus reacciones y respuestas? "Ay, pues no te veo yo muy de eso...", dijo mi abuela; "No te creas que solo porque te gusten los trajes, y sepas lucirlos, 'Administración y Finanzas' va a ser lo tuyo", añadió mi tío.

¿Ustedes se creen que esas palabras huelen a apoyo en mis sueños y metas profesionales? ¡Pues claro que no, hombre! ¿Y qué clase, qué tipo de familia hace eso? ¿Qué quieren? Yo les diré lo que quieren: que saque dieces, que sea bueno, educado, formal y que saque una profesión que a ellos les parezca "adecuada" para mí. ¿Y quién cojones son para discernir mis deseos? NADIE. No son nadie...

                                                                                                                                                      David L.

lunes, 18 de febrero de 2013

¿Somos felices? ¿Qué es la felicidad?

Yo no soy feliz. ¿Saben por qué? Es simple, y seguro que os ha pasado a todos alguna vez. No soy feliz simplemente porque me he acabado convirtiendo en lo que más odiaba en el pasado.

Odiaba el tabaco; acabé fumando.
Odiaba la cerveza y, en general, el alcohol; acabé bebiendo.
Nunca me atrajo la marihuana; acabé probándola.

Y acabé convirtiendo en un patético gilipollas, cuyo mote era más conocido que su personalidad. Y fue precisamente su personalidad la que acabó truncada por culpa de ese absurdo famoseo que su mote le aportó. Atrapado en mis propios delirios. Dando tumbos, de aquí para allá, sin rumbo fijo, cual borracho que sale del Bar Bas.

¿En qué me he convertido? ¿Qué soy? ¿Un capullo que hace lo que la gente espera que haga? ¿No me convierte eso en un ser despreciable, en un despojo de la civilización, en uno más?

Todavía me pregunto cómo he llegado hasta aquí, hasta estos extremos. Extremos en los que tengo que mendigar entre mis amigos... Es vergonzoso,

¿Es ésto crecer? ¿Madurar? ¿Es ésto ser adulto? ¿Tener que mendigar hasta un puto euro para un bocadillo en el recreo? ¿Cómo he llegado hasta aquí? ¿Dónde está mi mesías? ¿No le importo a nadie? Yo creo que más bien no me importo ni a mí mismo...

I think que llevo deprimido AÑOS... pero a nadie parece importarle. O es que lo disimulo muy bien...

                                                                                                                                                     David L.

sábado, 26 de enero de 2013

Resurgir

Hola amigos. Sé que hace tiempo que no escribo aquí, pero ya sabéis cómo es 2º de Bachillerato, que entremedias y si tienes tiempo hasta respiras.

Bueno, a lo que nos atañe: recientemente, me he encontrado con un escrito, que data de datas innatas, mientras ordenaba el armario que en mi habitación habita. Allá va:

"¿Qué es el sueño? 'La vida es sueño, y los sueños, sueños son' decía Calderón de la Barca. Pero cuando se trata de ella, el sueño es VIDA. Porque es un 'quiero y no puedo', un deseo imparable de irrefrenable, incurable desamor.

Hoy mismo soñé con ella. Soñé que me invitaba a bailar en una discoteca de Sada.

I dreamed her tonight...

Yo le dije que sí. Ella se sorprendió ante la respuesta. No estaba sola. Estaba con María. Fui orgulloso hacia la pista, pero ellas decidieron ir a beber algo primero...".

Profundo texto redactado por mí, hace años, en algún resquicio enamorado de éste dañado corazón...

                                                                                                                                                      David L.