Visitas al blog

martes, 19 de marzo de 2013

Y no. Nunca me han apoyado.

Señores, estamos -estoy- ante un serio, grave e intolerable problema. Mi familia, mi propia familia, no me apoya. No, así es, no me apoyan. Triste, ¿verdad? Pues es la cruda realidad por la que estoy pasando. Tampoco es el problema más grave del mundo -peor es no tener familia-, pero bueno, eso es subjetivo, ¿no? A cada uno le afecta lo que le toca.

Y les ilustraré con un ejemplo: en la cena de Nochebuena, en casa de mi abuela, se me hizo una pregunta: "¿Y tú, David, qué piensas hacer cuando acabes Bachillerato?" Yo contesté que me sumergiría en un Curso Superior de FP de Administración y Finanzas, lo que viene siendo el equivalente a ADE de la Universidad. Bueno, ¿saben cuáles fueron sus reacciones y respuestas? "Ay, pues no te veo yo muy de eso...", dijo mi abuela; "No te creas que solo porque te gusten los trajes, y sepas lucirlos, 'Administración y Finanzas' va a ser lo tuyo", añadió mi tío.

¿Ustedes se creen que esas palabras huelen a apoyo en mis sueños y metas profesionales? ¡Pues claro que no, hombre! ¿Y qué clase, qué tipo de familia hace eso? ¿Qué quieren? Yo les diré lo que quieren: que saque dieces, que sea bueno, educado, formal y que saque una profesión que a ellos les parezca "adecuada" para mí. ¿Y quién cojones son para discernir mis deseos? NADIE. No son nadie...

                                                                                                                                                      David L.

No hay comentarios:

Publicar un comentario